El 12 de diciembre de 1531 ocurre el milagro Guadalupano donde la madre de Dios nos deja plasmada su imagen en la tilma de su mensajero. Al mismo tiempo en Cuautitlán, en la casa de Juan Diego aconteció la Quinta Aparición de la Virgen, donde intervino en la curación de la mortal enfermedad de Juan Bernardino, y es en ese santo lugar donde da a conocer el nombre con el que quiere ser venerada: LA SIEMPRE VIRGEN MARIA DE GUADALUPE. Desde el momento de la Quinta Aparición en Cuautitlán, se ha seguido una constante tradición de visitar el lugar donde estuvo la casa de san Juan Diego y donde apareció la Virgen de Guadalupe. En el año de 1531 los nativos de Cuautitlán construyeron una ermita en el barrio de Tlayàcac para señalar el lugar de este milagroso acontecimiento, hasta el día de hoy se conservan vestigios de esta construcción del siglo XVI.
El 17 de noviembre de 1798, una piadosa mujer originaria de Cuautitlán, Doña María Revuelta, pide permiso para edificar un templo en este paraje, lo cual motivo las informaciones de 1798-99, para averiguar la autenticidad del sitio; la licencia de construcción fue otorgada por el virrey Don Félix Berenguer de Marquina, la construcción del templo llego a feliz término en 1810 y se abrió al culto con solemne bendición el 20 de julio de 1817 , por el Deán del cabildo metropolitano Don Juan Valdez de Anaya la licencia para el culto público se obtiene hasta ese año por la inestabilidad social ocasionada por el movimiento de independencia.
En Cuautitlán Estado de México, tenemos un bellísimo exponente del arte del siglo XVI que es la gran cruz que se levanta al centro de la que hoy se llama parque de la Cruz, que se localiza frente al templo parroquial de San Buenaventura, hoy Catedral de la Diócesis y que en pasados siglos era parte del gran atrio que a su vez fue el más antiguo cementerio hispánico de la población. Desde el primer momento en que el espectador se introduce a esta plaza, advierte esta cruz compuesta por tres grandes piedras, lo que hace experimentar de inmediato en el ánimo su majestuosidad y gran belleza, recortando en el esplendoroso azul del cielo sus preciosas líneas que enmarcan el más elocuente estilo plateresco.
Sus dimensiones alcanzan una altura de 4.80 mts. Desde su extremo de la peana, por 2.10 mts. Los brazos y 1.76 mts. La circunferencia, el vástago en su extremo inferior se ensancha hacia sus lados tomando forma cuadrangular, de 62cmts. Por lado, mismo que queda cubierto por las piedras de la peana y que entierra en el basamento.
La cruz atrial contiene los emblemas de la pasión como son, haz de ramas, un gallo, el rotulo de I.N.R.I., La lanza, el martillo, la caña, la jarra, la esponja, las tenazas las monedas, la corona de espinas, los monogramas de “Jesús” y de “María” además de la figura del fraile y el español. La costumbre de levantar cruces al centro de los cementerios o atrios de los templos frente a las portadas de las iglesias, frecuentemente se ha hecho como un recuerdo de las misiones que se han verificado o bien como indicadoras que son lugares de refugio y sagrados, puestos bajo la protección del signo de Cristo; o como recuerdo de una fecha célebre en los anales del pueblo, lo que aún existe todavía entre nosotros.
Desde la llegada de los españoles a México y sobre todo a Cuautitlán la evangelización fue llevada a cabo en los lugares donde más gente vivía como lo fue en Cuautitlán y Tepotzotlán en estos lugares como en otros pueblos y provincias se iba arraigando la nueva religión creciendo el número de conversos. Este pueblo tuvo el carácter de visita hasta 1532 año en que se decidió construir una ermita por orden de la reina de España en una carta al entonces encomendero Alonso de Ávila es así como comienza la construcción de la historia evangelizadora de Cuautitlán con una primer ermita de 1532 a 1538 tiempo después se le van agregando, el Patio, la portería, las celdas, la huerta y así se convirtió en un pequeño monasterio con todo lo necesario para su funcionamiento. La catedral de Cuautitlán fue construida de 1712 a 1732 por la cofradía de la Inmaculada Concepción, su fachada es intermedia entre las formas de los siglos XVII y XVIII. Es barroca y está considerada como las una de las mejores en su género, tanto por su distribución, como por sus proporciones arquitectónicas. La torre en su primer cuerpo sigue el estilo barroco general de la fachada; su segundo cuerpo es del orden neoclásico, con su capitel piramidal de perfiles curvos y cruz latina. Él templo, de proporciones elevadas es de una nave con crucero, con elegantes columnas barrocas entableradas.
Este pequeño templo que se encuentra en el interior del panteón y en el antiguo barrio de Milla, donde pasó parte de su juventud Juan Diego, es del siglo XVI, del tipo franciscano con motivos platerescos en su portada. Tiene la fecha de 1549. Posteriormente se le colocó un altar con estilización neoclásica. La cruz monumental de San José Milla de cantera Gris, es también de estilo plateresco y rivaliza en belleza con la cruz de Cuautitlán.
Este templo se encuentra en el barrio del Huerto; era parte del barrio de Santa María Axomulco. Es de una nave con interesante torre de caprichosa estilización barroca, con azulejos agregados de este siglo. La construcción es del siglo XVII.
El kiosco origina del jardín Juárez se inauguró el 15 de septiembre de 1896 y se quitó en 1965 para dar paso al que hoy conocemos, el anterior era de hierro forjado o vaciado con techo de lámina y estilo porfiriano, el actual es de arquitectura contemporánea el arquitecto que lo diseño fue Félix Candela Outeriño personaje de origen español y que en su momento revoluciono la arquitectura con sus diseños vanguardistas, famoso en el mundo por la creación de estructuras basadas en el uso extensivo del paraboloide hiperbólico.
El jardín Juárez hoy llamado (Jardín Principal) fue objeto de obra pública entre 1914 y 1922, entre esos años con apoyo del municipio, de la fábrica de yute “la Aurora” y gente del pueblo se le dio forma a lo que hoy conocemos de este jardín. Como acto más destacado del periodo, el 16 de septiembre de 1919 el presidente municipal C. Isaac Moya, inauguró unas fuentes ubicadas en los ángulos del jardín, que se abastecían por un tanque colocado sobre una torre balastrada de dos niveles. Las fuentes fueron construidas a iniciativa del señor Eduardo Fernández, mientras que la torre fue financiada casi en su totalidad por el ciudadano Tranquilino Salgado. Años más tarde se quitó el tanque de agua y se le agrego un nivel más a la torre para colocarle un reloj.